DAME MÁS TELE: Álvaro (GH 14), el gran estratega

Álvaro 'el de la tirolina' hace historia como el concursante mas fugaz de GH

Este pasado lunes volvió. Como 'El Almendro' por navidad, 'Gran Hermano' regresaba a nuestras vidas por décimo cuarta vez. Un grupo de nuevos concursantes, marcado por su juventud y su 'homogeneidad' entraba en la casa de Guadalix para dar comienzo a una nueva edición del 'reality de realities'. Todo transcurría con la normalidad que se puede esperar en este tipo de espacios hasta que llegó...... Álvaro. Ni corto ni perezoso, este madrileño 'urbanita' y amante del arte contemporáneo vislumbró con claridad que en el momento de su entrada, los ojos de España estarían mirándole, todos los focos le apuntarían, era el ahora o nunca y ´Álvaro decidió que era ahora.

En un arrebato de genialidad, este pintoresco rubio platino, desdeñó la tirolina que el programa le ofrecía para reunirse con sus compañeros y siendo fiel a si mismo, actuó como siempre lo hizo en su vida: siendo diferente, comportándose sin pensar en el que dirán y lanzándose a la piscina. Resultado: dos brazos rotos e ingreso inmediato en el hospital. A raíz de este incidente, le han llovido los comentarios en forma de mofa al que ya se puede calificar como el participante más rápido en entrar y salir de la casa (incluso los cantantes que cada año actúan en el programa permanecen más tiempo en ella). Chanzas, chascarrillos y chistes que no dejan de quedarse en la superficie del suceso, obviando con insultante torpeza, la brillante estrategia que subyacía en su, en teoría, inconsciente actitud.

Esta 'rara avis' de 'GH' (no en vano, el chico tiene estudios), detectó como en los últimos años,  los 'grandes hermanos' caen en el olvido tras su andadura en el programa con la misma velocidad con la que empiezan a masajearse unos a otros nada más entrar en el. Álvaro no estaba por la labor de invertir meses de su tiempo en buscar en la casa una popularidad en el exterior, que se le escaparía entre los dedos una vez su edición de 'GH' echara el telón. De hacerlo así, en su recuerdo como 'famoso' apenas quedarían un par de bolos en discotecas de la provincia de Alicante. Álvaro no sería un graciosete de medio pelo, se negaba a convertirse en un polémico de profesión, no estaba dispuesto a pasar por el aro de resultar un estudiado excéntrico. Álvaro buscaba otra cosa..., buscaba trascender.

Y como todos los grandes, nuestro querido protagonista no era ajeno al hecho de que la trascendencia, la grandeza, el recuerdo..., están unidos a la renuncia, al sacrificio. Consciente de ello, y sabiéndose  ante una de las grandes encrucijadas de su vida, este soñador, este inconformista, alzó su vista hacia el cielo y embargado por la emoción... voló, simplemente voló sin importarle nada más, completando una obra de arte audiovisual sin precedentes. Muchos no lo entenderán pero a la vez, jamás lo olvidarán. Álvaro logró su objetivo, desde aquel momento se convirtió en parte del imaginario colectivo, en parte de nuestras vidas. Y es que ya se sabe si París bien valía una misa...., anidar en el corazón de millones de españoles ¿no vale dos brazos rotos?