DAME MÁS TELE: Homenaje a Dinio García
Dame más Tele rinde pleitesía de uno de los más valiosos personajes televisivos de la última década
Llego a nuestro país como muchos de sus compatriotas. Dinio huía del yugo socialista que le asfixiaba en Cuba y buscaba en la moderna España, un entorno en el que ser libre y poder así dar rienda suelta a todas las ambiciones que había tenido siempre sometidas a la férrea disciplina del implacable sistema comunista. Quería por una vez en su vida ser dueño de su destino y encontrar la manera de medrar en este mundo sin tener que degradar su cuerpo con antiestéticos callos u olorosas axilas. Esa manera tenia nombre de mujer, de anciana prehistofolcrórica con ansias de volver a ser alumbrada por los focos de una fama que le había abandonado. Esa mujer era Maruja Díaz, entre cuyas piernas, Dinio encontraría la llave de su destino.
A la vera de esta decrépita desvergonzada, aficionada al alcohol y los pequeños hurtos, el joven cubano descubrió que si bien es cierto que el capitalismo te permite no poner límite a tus anhelos, también lo es que te cobra un peaje por ello. Era obvio que atrás se habían quedado los forzosos trabajos en explotaciones colectivas del Estado cubano. Ahora tocaban otro tipo de esfuerzos, esfuerzos mentales que le ayudaran sobrellevar el hecho de que tenía que compartir lecho y cumplir como buen amante latino, con ese estropicio que un día subyugó a los españoles cantando 'Banderita' y que hoy día nos recuerda a uno de los muñecos de José Luis Moreno.
Una vez superada la etapa 'Marujita', Dinio había entrado con fuerza en el mundillo rosa encandilando a la audiencia con su carácter descarado, travieso, lenguaraz, pero siempre inofensivo. Su sonrisa de niño mentiroso le abrió de par en par las puertas de la fama. A partir de ahí el caribeño desplegó para deleite de las masas, todo su talento para el 'show business'. Protagonizó tocamientos en autobuses en 'Hotel Glam', su gran consagración, embarazos falsos con mujeres menopáusicas, cabalgó a lomos de un corcel por las calles de Marbella a modo de protesta, se casó unas cuantas veces, tuvo otros tantos hijos y aún le dio tiempo de iniciarse en el mundo del porno, estar a punto de ser deportado y de reconciliarse con Maruja tras implorarle perdón completamente desnudo, a las puertas de su residencia de Madrid.
Todo ello, eso si, sin perder nunca esa sonrisa pícara que viene a nuestra mente cada vez que pensamos en Dinio. Siempre dispuesto a reírse de sus propias desgracias, de sus propios disparates, de sus propias miserias. Porque a diferencia de otros muchos, nuestro protagonista siempre entendió que su función era simple y llanamente la de entretener un público que nunca ha dejado de prestarle todo su cariño. Dinio forma parte sin duda de esa categoría de sinvergüenzas entrañables cuya autenticidad, y en el fondo, falta de maldad, hacen siempre que los pequeños pecadillos en los que pueda incurrir, encuentren siempre redención. Con tanto tarambana con ínfulas de 'celebritie' poblando la parrilla televisiva, es y será siempre de agradecer que exista alguien como Dinio, que sabe quien es, que sabe de donde viene y sobre todo que sabe porque está aquí: para reírse y hacer reír. Que así sea por muchos años más. Salud y suerte camarada!